lunes, 11 de julio de 2011

;(

Le di un corazón para jugar, y ese fue mi primer error. Nunca antes tuvo uno entre sus manos, y no sabía muy bien qué hacer con él. Lo utilizó en la cama, bajo una de las cuatro patas, justo la que la hacía cojear. Lo utilizó de pisapapeles, lo utilizó como acerillo de costura con diez mil alfileres. Lo utilizó para seguir con los latidos el ritmo de su canción, de su interminable e insoportable canción.Le di un corazón con el que pasar las horas distraídas, con el que soñar, a su compás, y me lo devolvió roto y sucio. Lo usó con la misma brusquedad con la que usaba los regalos de los demás, los regalos que no le decían absolutamente nada.
-¿Qué has hecho con este corazón?, ¿para qué crees que te lo había dado?
+Cuando tú me lo diste ya estaba así.
Es cierto ya lo regalé antes ese corazón, y ya me lo habían devuelto defectuoso. Lo habían convertido en un reloj de arena. Pero lo metí en agua para limpiarlo. Y volvió a brillar de nuevo.
-Cógelo de nuevo el corazón, cógelo.. pero cuídalo ¿eh?
Le di de nuevo el corazón para que jugara con él, y ese fue mi segundo error.Ya que nunca tenido uno entre sus manos y jamás sabría qué hacer con él, y de esa manera y sin sentimientos, lo rompió y lo tiró en la primera papelera que encontró en la primera esquina de la primera calle.Yo me golpeé el pecho con la palma de la mano, a modo del ritmo de los latidos, para engañar a mi cuerpo y así seguir viviendo, aunque claro, corriendo el riesgo de no volver a tener un corazón, pero ella.. ella perdió mucho más.
Desde aquel día en que me destrozó el corazón, el viento arrastra todos sus papeles, su cama suena al cojear, tiene el suelo repleto de alfileres, y su canción pierde, torpemente, el compás.

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